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Bañarse en una terma, tal vez sea la mejor actividad que se puede hacer al aire libre con gusto todos los días del año, porque está en su plenitud en el frescor del bosque si es verano, o si amanece, llueve, nieva, o empieza a oscurecer; las Termas Geométricas aprovechan sesenta y tantas fuentes de pura agua caliente termal, que suman más de 15 litros por segundo y que brotan naturalmente a 80° de temperatura, en una quebrada antes inaccesible, en medio de los bosques nativos del Parque Nacional Villarrica, en el kilómetro 13,5 del camino que cruza el parque entre Coñaripe y Pucón. Para bañarse a gusto, se tallaron 20 pozones a lo largo de 450 metros de quebrada, en medio de la naturaleza brutal, a los que se llega por una pasarela de madera de coigüe teñido de rojo; una rampa contínua sin peldaños, que permite recorrer la quebrada con confianza, y dispersarse entre los pozones, para elegir un rincón mas o menos privado para bañarse, sin tropezar de noche gracias a la luz de las velas, ni resbalar en el hielo o la nieve que se derriten con el agua termal que entibia la pasarela corriendo por debajo en unas canoas de madera que la distribuyen a todos los pozones. Hay un quincho construido con pura madera de coigüe ensamblada, sin clavos, invita a sentarse a conversar después de bañarse, en un espacio cubierto y tibio, alrededor de un gran fuego abierto. Esta experiencia quizá llega a su esplendor, porque la arquitectura de lo construido, tosca y precisa, permite despreocuparse, y gozar el placer de bañarse o mirar. La geometría destaca lo que es natural, y lo separa de lo construído. Esta arquitectura distingue al lugar, y quizá lo hace irrepetible. |
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