Germán del Sol - Arquitecto

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Chile se hace presente en el Mundo con la arquitectura,
en su pabellón de la Exposición Universal de Sevilla,
que celebra el quinto centenario del descubrimiento.
El proyecto pone su energía en obtener un interior,
en el entendido de que en él, todo debe aparecer en medio de la muestra,
tal como los mercados lo hacen en medio de las plazas o las calles.
La arquitectura del pabellón intenta dar esplendor
a lo que nos parece propio de la fundación española en América.
Esta buscó construir lo templado a través de los espacios interiores
que el indígena desconocía.
A partir de esta abstracción es que el pabellón templa, esta vez el clima sevillano, atenuando el sol y dejando pasar el aire. Desde lo aireado y de la levedad en la madera, se pretende levantar una construcción "airosa".
La madera se abre y se despliega en láminas para que el aire
atraviese y la luz resbale.
La luz hace los límites de un interior que se cierra
a una relación con el lugar para poder abrirse a esta relación como Europa. También la luz cruza el espacio para manifestarlo como un vacío único.
Este interior abre dos posibilidades para mirar la muestra:
- En la fugacidad del atajo; poder atravesarlo por el centro para
"dar un vistazo".
- En la detención, poder recorrerlo por el borde para "dar una vuelta".
La simplicidad del pabellón, necesaria para poder presentar a Chile de un modo contemporáneo - han pasado 500 años -, se consigue a partir de la abstracción y síntesis de la evidente complejidad de estos asuntos.

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